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HABLEMOS DE FIBRA:
El motor invisible de la digestión equina
La digestión del caballo empieza donde nadie mira
En la mayoría de las dietas equinas se da por hecho que un buen heno es suficiente. Sin embargo, el verdadero equilibrio digestivo del caballo no depende solo de la cantidad de fibra que consume, sino de cómo y dónde se fermenta esa fibra dentro del intestino.
El caballo es un fermentador posterior: obtiene la mayor parte de su energía de la fermentación de la fibra en el ciego y el colon, gracias a la acción de millones de microorganismos beneficiosos que conforman la microbiota intestinal.
Cuando esa microbiota pierde diversidad o equilibrio, la digestión se vuelve ineficiente, el pH intestinal se altera y aparecen problemas como cólicos, diarreas, gases o laminitis.
Por eso es fundamental comprender los diferentes tipos de fibra y su función real en el organismo equino.
Tipos de fibra en la dieta del caballo
No todas las fibras hacen lo mismo. La estructura química, la solubilidad y la velocidad de fermentación determinan dónde actúan y qué aportan al metabolismo del caballo.
1. Fibras estructurales
(heno, alfalfa, paja, hierba seca, raigrás)
Son la base de toda dieta equina. Están compuestas principalmente por celulosa, hemicelulosa y lignina, y son esenciales para mantener la masticación, la producción de saliva y el tránsito intestinal.
Se fermentan lentamente en el ciego y el colon, generando pequeñas cantidades de ácidos grasos volátiles (AGV) como acetato, propionato y butirato, que el caballo utiliza como fuente de energía estable.
Sin embargo, su función es sobre todo estructural: mantienen la motilidad y el pH intestinal, pero no estimulan la microbiota de forma profunda.
2. Fibras fermentables convencionales
(pulpa de remolacha, cáscara de soja, salvado de trigo o arroz, pulpa de manzana, fibra de zanahoria, pulpa de cítricos, cáscara de guisante, alfalfa deshidratada)
Estas fibras tienen una fracción soluble alta, rica en pectinas, hemicelulosas y β-glucanos, lo que las hace fermentables en el ciego y el colon por parte de las bacterias beneficiosas.
Durante la fermentación, la microbiota produce energía natural en forma de AGV, estabiliza el pH intestinal y mejora la hidratación del bolo digestivo.
No todas fermentan igual:
Las de buena calidad, como la pulpa de remolacha o la cáscara de soja, fermentan de manera lenta y controlada, favoreciendo un entorno intestinal estable.
Las de fermentación rápida, como el salvado fino, la fibra de zanahoria o la pulpa de cítricos, liberan energía de forma rápida pero pueden acidificar el intestino si se combinan con dietas altas en almidón.
Son una excelente fuente de energía natural, aunque su eficacia depende de la calidad de la fibra y del estado de la microbiota.
3. Fibras aisladas o funcionales
(inulina de achicoria, extractos de levadura, goma guar, fructooligosacáridos, manano-oligosacáridos, goma arábiga)
Son extractos concentrados con efecto prebiótico, utilizados para estimular el crecimiento de bacterias beneficiosas específicas.
Actúan en el colon y pueden mejorar el equilibrio bacteriano, pero carecen de aminoácidos, minerales o compuestos bioactivos.
Funcionan bien como refuerzo puntual, pero no son capaces de mantener una microbiota diversa y activa por sí solas. Su efecto depende de la presencia de una base de fibra real que sustente la fermentación.
4. Fibras amiláceas o altas en almidón
(avena, cebada, maíz, trigo, centeno, salvado fino, piensos energéticos)
Aunque se suelen incluir como “fibras energéticas”, no son fibras funcionales reales. Contienen algo de fibra, pero predominan los almidones (amilosa y amilopectina).
El almidón se digiere en el intestino delgado, aunque cuando se suministra en exceso o mal procesado, parte de él llega al colon y fermenta de forma muy rápida, generando ácido láctico y reduciendo el pH intestinal.
Esto provoca disbiosis, pérdida de bacterias beneficiosas y riesgo de cólicos o laminitis.
Son útiles en caballos de alta exigencia física, pero deben equilibrarse con fuentes de fibra fermentable para mantener la salud intestinal.
5.La evolución de la fibra: PREBIOTA CARE
Entre las diferentes fuentes de fibra, existe una categoría nueva que une nutrición y microbiología: la fibra activada prebiótica.
PREBIOTA CARE representa esta nueva generación de fibra.
No solo aporta estructura o energía, sino que actúa como un prebiótico natural que reestructura la microbiota intestinal y mejora la eficiencia de todas las demás fibras de la dieta.
Qué contiene PREBIOTA CARE
Está formulada a partir de una matriz vegetal completa que incluye:
Fibra soluble e insoluble que fermenta de forma controlada.
Proteínas globulares con todos los aminoácidos esenciales.
Minerales biodisponibles (magnesio, potasio, fósforo, zinc).
Polifenoles y flavonoides naturales con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Fermenta de manera lenta y selectiva en el colon, alimentando las bacterias beneficiosas y modulando la fermentación de todo el sistema digestivo.
Por qué es un prebiótico natural
A diferencia de las fibras aisladas, PREBIOTA CARE no se limita a alimentar bacterias concretas, sino que modula el ecosistema completo del colon.
Favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas como Fibrobacter, Ruminococcus o Bacteroides, mientras limita la proliferación de bacterias acidófilas productoras de ácido láctico.
El resultado es una fermentación más eficiente, un pH intestinal equilibrado y una mayor absorción de nutrientes esenciales.
Beneficios de incluir PREBIOTA CARE en la dieta
Restaura la microbiota intestinal y mejora la fermentación.
Aumenta la absorción de proteínas, minerales y vitaminas.
Aporta energía sostenida y estable.
Mejora el rendimiento físico y la recuperación.
Refuerza la calidad del pelo, los cascos y la musculatura.
Reduce cólicos, gases y digestiones pesadas.
Favorece un estado de ánimo equilibrado y una mayor vitalidad.
Su aplicación es sencilla: se añade como un topping funcional sobre la ración diaria.
No sustituye el forraje, lo activa.
La verdadera salud digestiva del caballo no depende de cuánto come, sino de cómo fermenta lo que come.
El intestino grueso es el corazón energético del caballo, y la microbiota, el motor que transforma la fibra en bienestar.
PREBIOTA CARE es la primera fibra activada prebiótica capaz de restaurar el equilibrio intestinal, mejorar la energía y optimizar la digestión desde la raíz.
PREBIOTA CARE: la fibra que activa la microbiota y transforma la digestión equina.


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